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Mostrando entradas de julio, 2010

Lenguas y marcianos

Dicen que el destino depende, en primer lugar, de los estadistas. Luego, de los intérpretes que dedican su vida a dilapidar las connotaciones que esconden las palabras patentadas por cada lengua. Así y todo, hay sensaciones que, simplemente, no encuentran equivalencia cuando se traspasan las fronteras con las que la orografía, y los idiomas, han dibujado la cartografía de estos días. Ellos se esfuerzan en esculpir similitudes, en derruir los muros construidos tras siglos de historia, pero los vocabularios y las gramáticas siguen batallando por su parcela de originalidad. Esta guerra, rociada de un romanticismo tan lícito como necesario, ha pasado a un segundo plano desde que la sección de Política de los periódicos se ha adueñado de la palabra lengua. Ya no es patrimonio de esa cultura que reivindica su lugar entre las últimas páginas de los vetustos periódicos, que insiste en demostrar que hasta la melodía de una palabra lleva adheridos sentimientos. Los políticos, armados con conce

Analfabetos políticos

Ya lo dijo Bertolt Brecht: “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. Es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política . No sabe que de su ignorancia nace la prostituta, el niño abandonado y el peor de todos los bandidos: el político corrupto, mequetrefe y lacayo del gran capital”. Ése que recorre organismos a bordo de su coche oficial, que nunca lleva monedero porque no lo necesita, que inventa soluciones mágicas y da lecciones de educación desde un despacho al que llegó gracias a una excedencia eterna, cuando era muy joven aún. Apenas cotizó en la Seguridad Social antes y se labró un futuro a base de lealtad partidista. Se agarró a la silla de cuero de su despacho con fuerza y sólo la abandonó cuando le esperaba otra más cómoda, en otra oficina, con mejores vistas si cabe, o un salario engordado por algún plus difuso. Ahora no parece que estos puestos, que siempre llevaron cosido e

Corazones de tiza

Primero no tuvo nombre, luego fue doméstica, más tarde machista y, ahora, de género. Copó portadas mientras el mundo buscaba el vocablo perfecto, capaz de constreñir todo el dolor de las víctimas y de acaparar la esencia trágica de tantas vidas anónimas, rasgadas por el terror, sepultadas tras la oscuridad del horror. Se quiso un término alejado de cualquier reminiscencia pasional, propia de un cine que, sin querer, caía en la insensatez de la desidia, de las justificaciones veladas. La semántica no debía permitir que las culpas se ponderaran y los responsables fueran menos protagonistas de la desdicha.En medio de este camino, incluso, se creó un polémico Ministerio de Igualdad, que quiso ser la sede donde se fraguara la fórmula química de la equidad que la Historia no había encontrado a través de los siglos. Esta semana, ese mismo departamento presentó un informe que no encontró hueco en medio de la alegría de una España finalista en el Mundial, la historia de polis y ladrones de Alic

Jóvenes

Hipnosis para dejar de fumar, adelgazar, acabar con la ansiedad y dormir. Libros de autoayuda para encontrar metas difusas, hallar esperanzas y buscar finales felices. La vida moderna ha ideado un sinfín de técnicas para armonizar el alma y el espíritu, ha beatificado a Paulo Coelho y ha dibujado su canon de belleza, pero aún no ha sido capaz de pintar otra realidad. Las calles cuentan que la gente sigue comprando cajetillas de cigarros en cada kiosko, sufriendo estrés incontrolado y padeciendo insomnio. También que sabe menos cómo imaginar un destino cada vez más dietético. Las estadísticas repiten a destajo que el mundo está cambiando, que las barricadas en las ciudades son cuestión de días y de hambre, y que la precariedad está dibujando un mañana aterrador, alejado del presente que muchos padres pensaron para sus hijos en aquellos años 90. Los jóvenes no se movilizan, destierran de sus intereses las banalidades de la política, se refugian de sus vidas en vasos llenos de absentismo