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Mostrando entradas de diciembre, 2013

2014

Dice Facebook que nuestro año ha sido fabuloso. La red social ha ideado para estas fiestas un algoritmo que selecciona las mejores imágenes de nuestro muro -las que han obtenido más me gusta durante estos doce meses- y elabora un álbum personalizado de un 2014 sonriente y glorioso. Aparecemos siempre en buena compañía, celebrando algún acontecimiento destacado en el calendario o simplemente disfrutando de un almuerzo al que acudimos con la ropa perfecta. Porque, puestos a inmortalizar momentos y difundirlos, hemos aprendido que es fundamental elegir cómo y junto a quién queremos que sea el recuerdo. A fin de cuentas, nosotros nos iremos, pero las imágenes se quedarán. Facebook, en realidad, sabe muy poco de cómo ha sido nuestro año. Tampoco lo sabía en diciembre de 2013, cuando construyó millones de vídeos personalizados usando el mismo surtido artificial de selfies y fotos de grupo. Es verdad que reímos hasta la madrugada con amigos que hacía meses, e incluso años, que no veíamos;

Todo cabe en una lista

Las listas tuvieron que inventarse en Navidad. Cada vez que el año está a punto de terminar proliferan los decálogos, las listas y, en general, las enumeraciones de casi todo. Están los mejores libros, las canciones que más triunfan en las radiofórmulas, las series más vistas y los regalos más oportunos para hombres mayores de 40. La tendencia se repite durante todo el año -a quién no le gusta constreñir-, pero los balances siempre son más simbólicos si se ciñen a un marco temporal. Y todo el mundo sabe que los marcos temporales se miden, preferiblemente, en años. Esta afición por agrupar, clasificar o catalogar tiene mucho que ver con la necesidad de controlar, de abreviar todo lo que ocurre y reducirlo a una expresión que se pueda entender. Los autores de las listas suelen situarse a una altura considerable desde la que es más fácil ver el horizonte. El resto, saturados de información, adaptan sus gustos a esas guías, se olvidan de matices y acaban creyendo que la ca

La desigualdad de PISA

Pasan los años y el panorama es demasiado parecido como para albergar esperanzas. Los alumnos de 15 años se han estancado en matemáticas y apenas han avanzado en comprensión lectora y ciencias. El último informe PISA, referente al año 2012, ha vuelto a demostrar que algo falla en España y que seguimos sin averiguar qué es. ¿De quién es la culpa? ¿Son más responsables los padres, las leyes o los profesores? Hay cuestiones que no tienen una única respuesta, pero también hay problemas que exigen preguntas que no estamos formulando. Las leyes incompletas y diseñadas a gusto del gobierno de turno, el desprestigio o la inapreciable motivación del profesorado (depende del caso) y el nivel de implicación de los padres influyen mucho en el rendimiento académico. Estas tres variables, sin embargo, no explican por sí solas los índices de abandono y fracaso. La desigualdad social alimenta estas estadísticas. Está comprobado que el nivel formativo de los padres tiene un efecto claro