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Mostrando entradas de febrero, 2016

Periodismo sin épica

Hay profesiones más románticas que otras. A pesar del descrédito al que estamos sometidos, a los periodistas todavía se nos suele exigir que renunciemos a todo, que antepongamos el bien común al nuestro, que huyamos de cualquier comodidad y, por supuesto, que cobremos poco. Solo así podremos -quizás, solo quizás- hacer una labor decente. Esa exigencia siempre me ha recordado a una de las primeras cosas que aprendí cuando llegué a la facultad de periodismo. El primer día de clase, un profesor, no demasiado entusiasta al encontrarse aquella aula abarrotada de alumnos, nos dijo: “Los que se hayan matriculado en Periodismo porque quieran descubrir un Watergate o ser corresponsales de guerra, mejor que se den la vuelta”.  Yo todavía no tenía muy claro por qué me había matriculado, pero esas dos razones no tenían nada que ver con mi empeño en irme fuera de Tenerife a estudiar Periodismo. Y eso me preocupó más.  Me hizo convencerme de que no estaba donde tenía que estar. Si nunca me había