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Mostrando entradas de mayo, 2012

Canarias no es Gibraltar

La bandera de las siete estrellas siempre ondea, pero también se cuelan la de la República, la del orgullo gay o la de la Unión Soviética. Lejos han quedado aquellos días en los que una sociedad salía a la calle por una única causa. Hoy se programan manifestaciones a las que puede acudir todo aquel que encuentre un motivo por el que gritar. Se puede estar en conta del Puerto de Granadilla, de las prospecciones petrolíferas, de los recortes en educación y sanidad, de la reforma universitaria de Bolonia, del rescate de Bankia, del colonialismo español y hasta de la gestión europea de la crisis. Uno se puede adherir a todas las causas que desee. No importa si son incompatibles entre sí o no. Lo único que importa es llevar un eslogan ingenioso. Antes el independentismo se colaba en otras manifestaciones, pero últimamente sus líderes creen que la realidad está de su parte. La crisis está haciendo estragos en los países del sur de Europa, rebajando el nivel de la calidad de vida y recort

Cuando creíamos en Europa

Hace cinco años todavía creíamos en Europa. Creíamos tanto que el Consejo Europeo, que por ese entonces presidía Nicolas Sarkozy, encargó a brillantes expertos un diagnóstico de las enfermedades que la Unión Europea padecería en las dos décadas siguientes. Entre los consultados estaban Felipe González, Mario Monti y Jorma Ollila. El análisis se llamó Proyecto Europa 2030 y empezaba así: "Lo que vemos no es tranquilizador para la Unión y sus ciudadanos...". Los ciudadanos tampoco estaban tranquilos. El Eurobarómetro de 2009 reflejaba la misma incertidumbre: la mayoría de los europeos creía que la vida en 2030 sería mucho más difícil. También que la situación económica y el paro serían las cuestiones más importantes para su país. La crisis apenas había empezado cuando el grupo se reunió por primera vez en 2007. Todo estaba por suceder. Pero cuando se presentó el informe, en mayo de 2010, Lehman Brothers ya había quebrado. Los 20 años anteriores habían sido perturbadores

Mi tarde con Antonio Cubillo

Hablé varias veces por teléfono con él antes de ir a su casa. Siempre me dio la impresión de que era un hombre huraño, desconfiado y suspicaz. Quería saber con exactitud el motivo de mi entrevista. Reconozco que estaba nerviosa aquella tarde de julio, pero era un hombre al que tenía que conocer si quería reconstruir parte de la historia reciente de Canarias. Sobre todo si quería conocer cómo este personaje había conseguido que Canarias condicionara la política española. Pero casi tres horas de charla no dan para mucho si una tiene delante a este hombre. Nunca termina de contarte todo lo que vivió. A pesar de todas los actos reprobables que haya podido cometer, cada vez que Antonio Cubillo me viene a la cabeza pienso en algo que me dijo aquella tarde. Entre los atentados del MPAIAC, las críticas a la OTAN, la tragedia de Los Rodeos, su relación con la Pasionaria, el enfado con Carrillo (que lo llamó pequeño burgués), su encuentro con el Che y las huelgas obreras, Cubillo me habló muc

Las canciones de la crisis

Es curioso. Hay canciones que siempre terminan en el mismo lugar: en ese cine -hoy cerrado- al que tanto fuiste. Las escuchas y las ves. Alguien decidió que fueran la banda sonora de alguna película, y tú incorporaste música e imágenes a tu vida. Otras canciones también llevan fotogramas adheridos, pero esos sí son de tu propia vida. En un momento determinado tuviste la necesidad de escuchar, sin tregua, aquel disco que tenía la extraña capacidad de serenarte y animarte. Años más tarde, lo escuchas y las sensaciones son muy parecidas a las de entonces. Por eso hay canciones que dejamos de escuchar y otras que nunca pierden su capacidad terapéutica. La historia, igual que las personas, también tiene su música. ¿Te has preguntado cuál será la música de la crisis de nuestra generación? ¿Quién ha querido dejar constancia de esta década perdida? ¿Qué evocan? ¿Miedo, desazón, enfado...? ¿Qué canciones podemos recuperar para la Gran Recesión? ¿Qué canciones nos han contado ya las mismas m