Ir al contenido principal

"La gente se alimenta de folclore porque no puede hacerlo de ideas"

Hay quien lo ha llegado a llamar el Sartre español. Más allá de estas calificaciones, Fernando Savater (País Vasco, 1947) es hoy un filósofo de reconocido prestigio que, con decenas de libros a sus espaldas, se ha convertido en uno de los rostros visibles en la lucha contra el terrorismo. Entre sus logros está la ética que le escribió a su hijo Amador en 1992, que fue traducida a más de 20 lenguas y formó a decenas de generaciones. Quizás se adelantó a Educación para la Ciudadanía porque ya entonces se consideraba un revolucionario sin ira.

-Muchas generaciones se formaron con Ética para Amador. Entonces ya decía que no entendía que la ética fuera una alternativa a la religión en el sistema educativo. Más de 15 años después, la moral y la fe siguen enfrentadas...

"La ética es una cuestión de todos y la religión de algunos. Me parece muy respetable que haya quien tenga sus ideas religiosas y que éstas les dicten principios morales. Pero, en cualquier caso, la moral tiene que ser algo para todos los seres humanos. Yo en ese libro que mencionabas explicaba que la diferencia que hay entre la ética y la religión: que la religión busca algo mejor que la vida, y la ética busca una vida mejor, que son dos cosas diferentes".

-Un debate que se ha reabierto con la sentencia del Tribunal de Estrasburgo, que insta a España a quitar los crucifijos de las aulas. Hay muchos padres que sostienen que estos símbolos no agreden. ¿Qué les diría?


"No se trata de que les importe o no. A mí no me importa que haya crucifijos en las escuelas. Los he visto toda mi vida y cuando veo uno, no soy como el Conde Drácula y me pongo a dar gritos. Simplemente pienso que debe haber espacios laicos, para que el niño sepa que ese lugar está dedicado al aprendizaje de principios objetivos y constitucionales. Y que luego hay un mundo de otras posibilidades, religiosas, artísticas... Pero que están fuera y que no son obligatorias. Lo mismo que no es obligatorio que todo el mundo aprenda a tocar el piano. Lo que no se puede es vivir sin saber leer, escribir o sumar".

-Las épocas de crisis, ¿son malas para las publicaciones de filosofía y buenas para los libros de autoayuda?

"En estos momentos la gente busca soluciones y la filosofía ofrece perplejidad. Así y todo, la filosofía tiene una virtud: Enseña a vivir en la incertidumbre y en crisis todos necesitamos saber vivir en la incertidumbre. A las personas que necesitan grandes certezas las crisis los dejan fuera de combate. Pero la persona que sabe que la vida es incertidumbre, y que hay que arreglárselas con certezas transitorias, para ir tirando, luego se las arregla mejor en la vida. Por ello, la filosofía, que es madre de las incertidumbres, podría venir bien para la crisis".

-En el terreno de la política, ¿cree que la llegada de Paxti López como lehendakari ha abierto nuevas certezas en el País Vasco, aunque sean transitorias?

"Sí, sí. Me parece que ha sido un paso muy importante porque se ha visto que en el País Vasco el nacionalismo es un proyecto político como los demás, no una obligación de la ciudadanía. El País Vasco es un país que forma parte de un Estado que se llama España, donde los ciudadanos tienen sus propias ideas y muchas de ellas no son nacionalistas, ni tienen por qué serlo. Los no nacionalistas pueden gobernar tan bien o mejor que los nacionalistas, y ello no trae ningún tipo de desgracia colectiva para el país".

-En la toma de posesión, el lehendarkari leyó unos versos de Kirmen Uribe, que recientemente fue galardonado con el Premio Nacional de Narrativa. Se han escuchado muchas críticas por premiar una obra en vasco, pero las bases lo permiten. ¿Hasta dónde está llegando la criminalización del nacionalismo?

"Ya... Bueno, eso es una tontería. Yo he estado en muchos jurados de premios nacionales de narrativa y he votado libros que a lo mejor estaban escritos en catalán. Hay otros premios que especifican que la obra tiene que estar en euskera, catalán o castellano. Este premio incluye las diferencias: en esta nación hay una lengua común que todos compartimos y hay una serie de lenguas regionales donde se puede practicar la poesía, la narrativa o la ciencia. Todo".

-¿Cree que el PSOE ha actuado bien apoyando el blindaje del concierto vasco? ¿Qué consecuencias traerá?

"Eso me parece una búsqueda del apoyo de los nacionalistas a cambio de una excepción fiscal que yo creo que no debería existir. No debería existir ni en el País Vasco, ni en Navarra, ni en ninguna parte excepciones fiscales. La fiscalidad debe ser igual para todos y las variedades deben atender características peculiares de cada una de las regiones, como la insularidad de Canarias o los problemas de pesca en Galicia... Debe tenerse en cuenta que hay necesidades por problemas diferentes. Pero eso de que haya unos derechos históricos opuestos, que vienen de la patagonia prehistórica, no lo comparto".

-El Parlamento vasco acaba de aprobar que la selección juegue en el País Vasco o la vuelta ciclista pase por su territorio. ¿Se puede considerar un símbolo de normalización?

"La verdad es que al fútbol no he ido en mi vida, pero te confieso que he sido muy aficionado al ciclismo de joven. Y en el País Vasco hay mucha afición al ciclismo. Yo vi a Fausto Coppi, a Louison Bobet y a los históricos de aquellas épocas en San Sebastián, cuando pasaba la vuelta por allí. Pero de pronto desapareció, porque a los nacionalistas les dio la gana de que tenía que desaparecer, y lo mismo ocurrió con el fútbol. La vuelta ciclista, la selección nacional y el discurso del Rey el día de Nochebuena, todo debe pasar allí".

-Silvio Rodríguez, en una de sus canciones, dice: "La eternidad no es más que un truco para continuar". ¿En España la ideología hoy es un truco para no pensar?


"Sí, es un truco para no pensar y para rentabilizar. Hay algunos que han encontrado en la amenaza del separatismo una forma de sacar dinero. Estos chantajes, que sirven para obtener ventajas en la convivencia, ahora se llaman nacionalismos. Son excesos regionalistas que vienen del caciquismo español, algo muy malo".

-Y que en los territorios correspondientes se vende a través de símbolos identitarios...

"Sí. La gente, como no se puede alimentar de ideas, se alimenta de folclore. Por eso inventan tradiciones y se convence a la gente de que es muy importante porque es distinta a la del pueblo de al lado. Freud hablaba del narcisismo de las pequeñas diferencias y decía que cuanto más insignificante es una persona, más se agarra a diferencias que magnifica para considerar que es muy importante. El problema es ése, que estamos otorgando singularidades que no existen. A cambio, no nos estamos solidarizando con los que están peor".

-Estos apoyos diversos hacen que luego los escenarios sean totalmente dispares.Un ejemplo es lo que ocurre con la lengua en el País Vasco y en Cataluña...


"Esa es la contradicción. En este momento España es el único país de Europa en la que hay ciudadanos que no pueden ser educados en la lengua mayoritaria. Es un contrasentido. Cuando hicimos el Manifiesto por la Lengua Común fue el que más apoyos ha concitado en la democracia española".

-Mientras todo eso pasa en la educación, a un nivel más general, la sociedad está debatiendo la pérdida del respeto hacia el profesor. ¿Hay que darle autoridad por ley al docente?

"El profesor tiene ya una autoridad pero lo que habría que hacer es reconocerle una cierta dimensión de autoridad pública. Así, faltarle al respeto es atentar contra un proyecto social".

-Muchas críticas han llegado desde las asociaciones de padres...


"Eso es porque ahora lo ha propuesto el PP. Ya se ha consignado como una idea de derechas y como hay gente que no piensa sino con medio cerebro, llegan a la conclusión de que esto no es de mi mitad cerebral y ya están en contra..."

-Eso ocurre como con los periódicos, el que compra El Mundo no compraría jamás El País...

"Exactamente, y los que nos leemos cinco periódicos al día, a parte de perder muchísimo tiempo, vemos cómo es la realidad. Hoy el que está sometido a una dieta de un sólo periódico, o una única televisión, se quiere castrar intelectualmente".

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mezquino azar

En las estanterías de cualquier bazar, situado en una céntrica calle de una capital europea, se amontonan las baratijas más variadas. Todas ellas, señuelos de la identidad de los países, sustentan la pequeña economía impulsada por los turistas desmemoriados. Una flamenca, un toro y una tortilla. Una Torre Eiffel, un Arco del Triunfo o el Moulin Rouge. El Coliseo, Vittorio Emanuele o Piazza Navona. La ingeniería de la miniatura es capaz de albergar cualquier símbolo con esencia patriótica. Si uno busca más allá de esos muestrarios que creen constreñir la esencia cosmopolita, se pueden hallar, también, creaciones más localistas. Una cutre Sagrada Familia o un Miró a pequeña escala pueden terminar en el salón de casa. Todas, amontonadas en cualquier esquina, están buscando con afán atraer la mirada del espectador, engatusarlo. Justo lo que intenta hoy hacer el nacionalismo. Lo que nadie se imagina es al vendedor, herramienta indispensable de este mercado, obligando a pagar por un trozo de

Por qué García Márquez odiaba las entrevistas

A Gabo no le gustaban las entrevistas. Hace años contó por qué. Se dio cuenta de que las entrevistas habían pasado a ser parte absoluta de la ficción, y que en ese camino, además de perder originalidad, se había permitido que aflorara la más burda manipulación. No sé exactamente la fecha, pero sí que han pasado ya más de 30 años desde que el Nobel de Literatura argumentara sus consideraciones acerca de este género informativo. Sus pensamientos sobre este asunto y de otros han quedado recogidos en un maravilloso libro, Notas de prensa. Obra periodística (1961-1984). Detro de él hay dos textos en los que el colombiano reconoce su aversión a las entrevistas. Se titulan ¿Una entrevista? No, gracias y Está bien, hablemos de literatura . En el primero de ellos insiste en la necesidad de la complicidad, algo que hoy aterra a los periodistas de raza. “El género de la entrevista abandonó hace mucho tiempo los predios rigurosos del periodismo para internarse con patente de corso en los mangl

No, no y no

Casi todo lo que voy a contarles hoy lo saqué de un artículo que Leila Guerriero publicó en la revista El Malpensante hace un tiempo. En el año 2004 los periódicos argentinos publicaron la historia de Bernard Heginbotham, un británico de 100 años que un día, harto de ver los dolores que soportaba su mujer, entró en la habitación del geriátrico en el que ella pasaba sus días y le rebanó el cuello. Lo detuvieron y lo juzgaron, pero la Corte de Preston decidió que había sido un verdadero acto de amor, que no tenía culpa. El hombre no quería escuchar más hablar de resignación o de piedad y, tras 67 años amando a su mujer, agarró un cuchillo y le quitó la vida. Quizá este ejemplo no sea el más apropiado, pero, sorteando en parte el debate ético, a Guerriero le sirvió para pensar en lo que ha significado decir no a lo largo de su vida. Ella recuerda perfectamente la primera vez que dijo un no rotundo. No soportaba las clases de solfeo a las que, obligada, acudía a diario. Un