Nació en Kenia, pero su época infantil y africana duró poco: a los ocho años se había mudado a Londres y seguramente ya había descubierto que la historia de Papá Noel tenía muy poca lógica: “¿cuántas chimeneas por minuto tendría que recorrer ese hombre viejo y regordete para terminar en una noche de repartir todos esos regalos?” El biólogo Richard Dawkins, que estos días está en Tenerife participando en el Festival Starmus, es un escéptico convencido que quiere convencer. Sus dogmas son dos: no existe Dios y la mayoría de los mortales arrastra una carencia contra la que hay que luchar: no sabe pensar. Cada vez que atiende a un periodista o que tuitea repite su alegato en favor del escepticismo y del raciocinio. En 2009 dejó patente su modo de entender el mundo con una llamativa publicidad en las guaguas londinenses que decía “Probablemente no hay Dios. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”. En tiempos del auge del Tea Party, su mensaje no ha pasado inadvertido: este enamorado de ...