Menos conciertos y todos en formato acústico . La crisis ha reducido a la mínima expresión el calendario musical en el Archipiélago y ha desterrado de los escenarios las baterías, los bajos y casi todos los teclados. Muy lejos han quedado los tiempos de los macroconciertos -Michael Jackson en la dársena pesquera o el Son Latinos en la playa de Las Vistas-, pero también aquellos días en los que las bandas llenaban la plaza de toros o el recinto ferial de Santa Cruz. Las administraciones, que hace unos años subvencionaban el billete y la tarifa de casi todos los artistas que copaban las radiofórmulas, hoy solo pueden destinar ridículos presupuestos a cultura. Y los empresarios, que en otros tiempos completaban con creces la agenda, hoy se lo piensan mucho antes de embarcarse en una aventura así. No hay dinero para sufragar conciertos y el público no puede, o no quiere, pagar más de 15 euros por espectáculo. El margen para el populismo cultural ha desaparecido y los emprendedores del s...