La bandera de las siete estrellas siempre ondea, pero también se cuelan la de la República, la del orgullo gay o la de la Unión Soviética. Lejos han quedado aquellos días en los que una sociedad salía a la calle por una única causa. Hoy se programan manifestaciones a las que puede acudir todo aquel que encuentre un motivo por el que gritar. Se puede estar en conta del Puerto de Granadilla, de las prospecciones petrolíferas, de los recortes en educación y sanidad, de la reforma universitaria de Bolonia, del rescate de Bankia, del colonialismo español y hasta de la gestión europea de la crisis. Uno se puede adherir a todas las causas que desee. No importa si son incompatibles entre sí o no. Lo único que importa es llevar un eslogan ingenioso. Antes el independentismo se colaba en otras manifestaciones, pero últimamente sus líderes creen que la realidad está de su parte. La crisis está haciendo estragos en los países del sur de Europa, rebajando el nivel de la calidad de vida y recort...