No sé cuándo escuché por primera vez que como aquí no se vive en ningún sitio o que “esto” no lo tienen en Madrid . Supongo que, como la mayoría, interioricé ese eslogan entrañable y chovinista del que luego se apropió Dorada y que protagonizó incontables campañas turísticas. Nunca lo cuestioné. Pero no fui realmente consciente de que era “esto” hasta que me fui y volví, hasta que añoré y odié el sitio en el que me tocó nacer. Ahora, cada vez que tengo la oportunidad de salir de Canarias, y de España, acabo preguntándome lo mismo: ¿de verdad se vive tan bien aquí? Las vacaciones sirven para descansar, para alejarnos del trabajo, pero también para observar y analizar la realidad con la perspectiva que sólo da la distancia. Casi siempre que aterrizo en alguna ciudad de la península me encuentro con amplias y sólidas carreteras capaces de descongestionar ciudades que cuadruplican el número de habitantes de toda el área metropolitana de Tenerife. Entonces pienso en muchas de nuestras inf...