Estamos acostumbrados a consumir a la carta. Los tiempos de cinco canales de televisión -ya no digo cuando Televisión Española era nuestra única ventana al exterior- y de hay lentejas, las comes o las dejas , quedan muy lejos. Hoy Netflix nos recomienda qué series ver en función de nuestros gustos, Facebook nos propone las noticias que querríamos leer, Spotify nos hace playlist con artistas que aún no conocemos -pero que nos encantarán-, TripAdvisor nos propone restaurantes en cualquier ciudad, las aerolíneas de bajo coste nos ponen el planeta al alcance de nuestro bolsillo y las plataformas de citas nos sugieren con quién deberíamos salir. El banquete de Internet es interminable, eterno e instantáneo. Tenemos más acceso que nunca al mundo, pero nos cuesta más salir de nuestro pequeño universo. El historiador Tony Judt explicaba en su libro “Algo va mal” (Taurus, 2010) que la política de los años 60 del siglo pasado derivó en un cúmulo de reivindicaciones i...