Inestabilidad, contrapartidas financieras y problemas jurídicos. Los acuerdos pesqueros que la Unión Europea y Marruecos han ido rubricando desde 1988 siempre han dejado tras de sí muchas renuncias. Desde que el reino alauí empezó a utilizar sus recursos como motor de política exterior, el club europeo se ha topado cada vez con más dificultades para sacar partido a su flota, obtener beneficios y abastecerse. Estas complicaciones han afectado siempre a Canarias, que ha sufrido cada vez que Europa y Marruecos se han sentado a negociar sobre pesca. Hasta fechas relativamente recientes, los marroquíes no habían dedicado grandes esfuerzos a explotar sus caladeros. Los pescadores de Galicia, Canarias, Andalucía y el Levante faenaban en el litoral norteafricano, obteniendo de este duro trabajo una fuente importante de ingresos para unas regiones caracterizadas por una economía débil. Poco a poco el interés marroquí por sus aguas fue creciendo. De hecho, cobró tanta importancia que a finales...