Los líderes siempre son necesarios, pero en épocas convulsas son simplemente imprescindibles. Es una cuestión de supervivencia nacional. El ministro de Economía, Luis de Guindos, explicaba ayer que hay gobiernos, como el nuestro, que estos días se ven abocados a nadar a contracorriente, a luchar contra las previsiones del Fondo Monetario Internacional para demostrar que no todo está escrito en bronce. Lo decía después de que el organismo que dirige Christine Lagarde vaticinará un 2013 absolutamente dramático. La mayoría de los españoles no se habrá sorprendido con la noticia. Llevan cinco años levantándose cada mañana con augurios catastróficos. Los periódicos, convertidos en cronistas de una muerte anunciada, no han dejado de dar cuenta de todas las cifras de la tragedia y ellos han tenido que aprender que, de momento, el futuro siempre será malo. Pero ¿cuánto dura ese futuro? Hubo un tiempo en el que se puso fecha exacta para el final de la crisis. El único pr...