Los cayucos no se inventaron para emigrar. Ya existían, pero pocos se preguntaban para qué se usaban antes de que miles de africanos decidieran utilizarlos para huir rumbo a Europa. Desde que las elecciones de Senegal empezaron a colarse en las secciones de internacional de los periódicos, no he podido dejar de darle vueltas a este asunto. Abdoulaye Wade se convirtió en presidente de Senegal en el año 2000, seis años antes de que más de 25.000 personas arriesgaran su vida para llegar a Canarias desde África. Muchas de esas embarcaciones partieron del país que todavía gobierna, una república llena de fronteras: la costa oeste está bañada por el océano Atlántico, limita al norte con Mauritania, al sur con Guinea y Guinea Bissau, y al este con Malí. Pero antes, no mucho antes, esos barcos endebles que coparon portadas de periódicos y pusieron a prueba la humanidad europea, tenían otra utilidad: servían para pescar en ese Atlántico que baña la costa senegalesa, pero también la canaria. ...